Sabará fue el primer pueblo de Minas Gerais y es tierra de gente tranquila y acogedora. La ciudad da la bienvenida a las personas que deseen renovar su fe en las iglesias del siglo XVIII o para disfrutar de la tranquilidad y de los famosos festivales de comida. Sus magníficas iglesias están ricamente decoradas y cuentan con obras de los principales artistas del barroco y rococó, como el maestro Aleijadinho. Su centro histórico es un museo al aire libre con una colección bien conservada, lo que demuestra claramente la transformación de la ciudad durante el Ciclo del Oro. La ciudad lleva a cabo todos los años dos festivales de comida concurridos: el Festival de la Jabuticaba y el Festival del Ora-pro-nóbis. Y también tiene una fuerte producción de artesanías, representada principalmente por la Palma Barroca y por la Renda Turca de Bicos.

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